20 ene 2012

Republicanos, Obama e Irán

    Los republicanos estadounidenses andan de primarias. Sí, algo que se hace en democracias avanzadas. Pues bien, con la tercera votación mañana en Carolina del Sur y los posibles candidatos reducidos a 4, parece que Mitt Romney está tomando cierta delantera para ser el candidato nominado por su partido en la confrontación electoral con Barack Obama. Es la segunda vez que se presenta y los electores conservadores han superado los inconvenientes que le hicieron perder en 2008 contra un tipo tan poco presidenciable como Jonh McCain: ser mormón y tener un origen tan sumamente privilegiado. Y es que, a pesar del apoyo de Rupert Murdoch por el más conservador Rick Santorum, parece claro que para el liberal moderado Romney supone una elección mucho más razonable e ilusionante.


         Y esto preocupa a Obama. Él siempre ha pensado que su rival más difícil de superar sería ex-gobernador de Massachusetts, ya que si este consigue que la sección más conservadora de su partido le apoye, posiblemente pueda además arrastrar a muchos de los votantes liberales y de centro, dado su carácter conciliador y sus buenos registros como empresario, poniéndolo en grandes dificultades para renovar su mandato. Aun así, Mr. President es el favorito en las apuestas, pero principalmente porque aún no hay candidato republicano. Y es que Obama ha decepcionado a casi todo el mundo. A los republicanos por ser demócrata, tampoco tenía que ir más lejos. Pero a los demócratas por no haber llevado a cabo muchas de las reformas que prometió, como la de la sanidad y seguridad social o la de los mercados financieros cuyo descontento se articuló en el movimiento Occupy Wall Street.

       Pero no solo esto. Cuando llegó a la Casa Blanca se le concedió el premio Nobel de la paz. ¿Por qué se le otorgó? ¿Por ser el primer presidente afroamericano? Quizás debería haber ganado el Príncipe de Asturias a la concordia, ¿no? Sus actuaciones posteriores tampoco han ayudado en este aspecto. Entre los que considera sus logros está el acabar con Osama Bin Ladem. No voy a decir fuera un buen tipo, pero asesinatos no son paz. Si, cierto es que ha retirado las tropas de Iraq, pero en Afganistán incremento su presencia y presiono a los aliados para que lo hicieran. Además, con sus conocimientos y experiencia de las redes sociales, seguramente ayudo a las revoluciones de la primavera árabe, que llevaron a la guerra en Libia una fuerte implicación de la OTAN. Una guerra que, aunque ahora se venda como finalizada con la macabramuerte de Gaddafi, podría desembocar en guerra civil. Y preguntad en Egipto si están muy contentos con los resultados.

       Y es que Obama se nos está mostrando mucho más guerrero de lo que esperábamos para un presidente que ha dedicado su trayectoria a luchar por los derechos civiles y sociales de las minorías. Pero está claro que el Pentágono tiene vida propia. Y continuando esta política guerrillera, ha presionado para incrementar las sanciones económicas en Irán. En realidad, a él le hubiera gustado un levantamiento popular como en muchos de los países árabes. Pero al parecer, la realidad social de Irán es distinta y esta revolución no parece cerca de producirse. Y más aún, Mahmoud Ahmadinejad se siente tan fuerte como para probar recientemente sus misiles de largo alcance y amenazar con cerrar el estrecho de Ormuz. E igual hasta no va de farol.



    Tanto es así que viendo que no consiguen desestabilizarlo, la OTAN ha rebajado la belicosidad de su discurso pidiendo a Teherán que actué responsablemente y no lleve a cabo su amenaza. No sabemos cómo acabara esta novela por capítulos, pero promete más emociones. La realidad es que el presidente más carismático de EEUU desde Kennedy puede tener su propia crisis de los misiles. Lo cierto es que como JFK, ha hecho siempre lo que le ha parecido más conveniente, enfadando tanto a rivales como aliados políticos. Estas conductas siempre tienen un precio. Para el ex senador por Illinois puede ser perder la reelección. Sin embargo Obama está volviendo a demostrar su instinto y decisiones recientes como la de bloquear el oleoducto de Alaska o la SOPA pueden devolverle gran parte de su electorado demócrata. Falta por ver si la económica continuara evolucionando favorablemente para llegar a convencer al resto del electorado. Pronto la solución.