Es lo que cantan a estas horas las más de 4000 personas que se reúnen en Plaza de Catalunya pidiendo que se les haga un poco de caso, porque ya están cansadas de escuchar cuentos de los hermanos Grimm para adormecer a niños pequeños. Muchas personas. Muchos jóvenes hartos de ver como sus esfuerzos por sacarse una carrera universitaria conducen al callejón sin salida del paro. Muchos padres viendo que el sacrificio realizado para dar a sus hijos una educación que pudiese liberarlos de sus años de trabajo mal recompensado, los ha transformado en ocupas permanentes de sus casas. Muchos autónomos y emprendedores, que querrían estar aquí, pero que su esfuerzo diario contra los proveedores, los clientes, las administraciones, los impuestos y el mundo los deja en casa agotados y pensando en cómo sacar adelante su negocio mañana. Muchos funcionarios, empezando por la misma policía que no sabe si debe “reducir” a jóvenes que podrían ser sus hijos, o ellos mismos hace no mucho tiempo, cuando algunos luchaban por otros ideales. En fin, muchos ciudadanos, si ciudadanos, cansados de tantas historias para no dormir contadas desde los medios de comunicación de masas.
Por eso, ¡manos arriba esto es un atraco! Cantan porque es como lo sienten. Después de esforzarse por acabar una carrera y conseguir un trabajo, muchos ahora se ven sin esperanza en el paro. Otros peor, además pierden su casa, mientras el banco o la caja que le dio la hipoteca ahora considera que no cubre el préstamo y que deberá seguir pagando. ¿Con qué derecho? Además de equivocarse el banquero dando el crédito por avaricia, se le protege siendo rico, mientras los que no tienen nada se ven con menos. Y encima, los gobiernos se rascan el bolsillo para capitalizar de nuevo a estos bancos arruinados por sus errores y por los astronómicos salarios de los ejecutivos que condujeron a occidente a la ruina. Eso provoca indignación.
Entonces… ¿quién nos representa? Es la pregunta. La política tradicional, desde los Bushes y Aznares, hasta los Obamas y los Zapateros, nos ha decepcionado a todos. Bush era malo. Y Obama llego como premio Nobel de la paz, siendo sus mayores logros su capacidad continuar la guerra. Prometió acabar con la avaricia de los banqueros, y el único que ha tenido que abandonar su cargo ha sido Eliot Spitzer, azote de Wall Street. Guantanamo no se ha movido, ni se ha cerrado. Aznar era un misero. Y Zapatero prometía mucha igualdad social y, mirando más al pasado que al futuro, ha terminado igualando a toda la juventud en el paro. En estos momentos, en Italia y en Alemania, concentraciones similares a la #spanishrevolution aparecen con fuerza, entre ciudadanos también desencantados de sus mal llamados representantes populares.
Muchos buscan al culpable equivocado. El sistema D’Hondt no es el problema. Todos los sistemas de representación parlamentaria tienen defectos. Sistemas electorales en otros países provocan tantas desigualdades o más que en el nuestro. En EEUU todos los representantes de un estado se los lleva el que gana el estado, aunque sea por un escaso margen de votos. En Inglaterra el representante territorial de la circunscripción es aquel que la gana y los votos del perdedor van a la papelera. Algunos oportunistas pretenden obtener ventaja y votos de ciudadanos descontentos con los partidos mayoritarios, pero esa no es la solución. El problema no son tanto los sistemas electorales, sino el funcionamiento de los partidos políticos actuales y los intereses a los que protegen.
Sin embargo, no tenemos miedo. Hay muchos que ningunean este movimiento por no ser de sangre azul. Es normal que no haya mucho rico en la calle. Pero los luchadores siempre han sido aquellos que no tenían nada que perder, como rezan las camisetas “Sin futuro, sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo”. Y es el sentimiento que hay, que ya no queda nada que perder. Esta democracia del siglo XXI no puede ser como la vieja del siglo XX, de chanchullos y oscurantismos. Como decía Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Hay que dar un paso adelante y el camino se ha empezado a andar ahora.