19 may 2011

¡Manos arriba esto es un atraco!

Es lo que cantan a estas horas las más de 4000 personas que se reúnen en Plaza de Catalunya pidiendo que se les haga un poco de caso, porque ya están cansadas de escuchar cuentos de los hermanos Grimm para adormecer a niños pequeños. Muchas personas. Muchos jóvenes hartos de ver como sus esfuerzos por sacarse una carrera universitaria conducen al callejón sin salida del paro. Muchos padres viendo que el sacrificio realizado para dar a sus hijos una educación que pudiese liberarlos de sus años de trabajo mal recompensado, los ha transformado en ocupas permanentes de sus casas. Muchos autónomos y emprendedores, que querrían estar aquí, pero que su esfuerzo diario contra los proveedores, los clientes, las administraciones, los impuestos y el mundo los deja en casa agotados y pensando en cómo sacar adelante su negocio mañana. Muchos funcionarios, empezando por la misma policía que no sabe si debe “reducir” a jóvenes que podrían ser sus hijos, o ellos mismos hace no mucho tiempo, cuando algunos luchaban por otros ideales. En fin, muchos ciudadanos, si ciudadanos, cansados de tantas historias para no dormir contadas desde los medios de comunicación de masas.

Por eso, ¡manos arriba esto es un atraco! Cantan porque es como lo sienten. Después de esforzarse por acabar una carrera y conseguir un trabajo, muchos ahora se ven sin esperanza en el paro. Otros peor, además pierden su casa, mientras el banco o la caja que le dio la hipoteca ahora considera que no cubre el préstamo y que deberá seguir pagando. ¿Con qué derecho? Además de equivocarse el banquero dando el crédito por avaricia, se le protege siendo rico, mientras los que no tienen nada se ven con menos. Y encima, los gobiernos se rascan el bolsillo para capitalizar de nuevo a estos bancos arruinados por sus errores y por los astronómicos salarios de los ejecutivos que condujeron a occidente a la ruina. Eso provoca indignación.


Entonces… ¿quién nos representa? Es la pregunta. La política tradicional, desde los Bushes y Aznares, hasta los Obamas y los Zapateros, nos ha decepcionado a todos. Bush era malo. Y Obama llego como premio Nobel de la paz, siendo sus mayores logros su capacidad continuar la guerra. Prometió acabar con la avaricia de los banqueros, y el único que ha tenido que abandonar su cargo ha sido Eliot Spitzer, azote de Wall Street. Guantanamo no se ha movido, ni se ha cerrado. Aznar era un misero. Y Zapatero prometía mucha igualdad social y, mirando más al pasado que al futuro, ha terminado igualando a toda la juventud en el paro. En estos momentos, en Italia y en Alemania, concentraciones similares a la #spanishrevolution aparecen con fuerza, entre ciudadanos también desencantados de sus mal llamados representantes populares.

Muchos buscan al culpable equivocado. El sistema D’Hondt no es el problema. Todos los sistemas de representación parlamentaria tienen defectos. Sistemas electorales en otros países provocan tantas desigualdades o más que en el nuestro. En EEUU todos los representantes de un estado se los lleva el que gana el estado, aunque sea por un escaso margen de votos. En Inglaterra el representante territorial de la circunscripción es aquel que la gana y los votos del perdedor van a la papelera. Algunos oportunistas pretenden obtener ventaja y votos de ciudadanos descontentos con los partidos mayoritarios, pero esa no es la solución. El problema no son tanto los sistemas electorales, sino el funcionamiento de los partidos políticos actuales y los intereses a los que protegen.

Sin embargo, no tenemos miedo. Hay muchos que ningunean este movimiento por no ser de sangre azul. Es normal que no haya mucho rico en la calle. Pero los luchadores siempre han sido aquellos que no tenían nada que perder, como rezan las camisetas “Sin futuro, sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo”. Y es el sentimiento que hay, que ya no queda nada que perder. Esta democracia del siglo XXI no puede ser como la vieja del siglo XX, de chanchullos y oscurantismos. Como decía Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Hay que dar un paso adelante y el camino se ha empezado a andar ahora. 

14 may 2011

Cerdos, socialistas y liderazgo

La historia que voy a contar es de coincidencias extrañas y realidades raras. Fue George Orwell quien en su magnífica novela, “Rebelión en la granja” (Animal Farm, 1945) hizo del líder comunista un cerdo, llamado Napoleón quien a través del uso y abuso de la fuerza se deshizo del cerdo competidor a su liderazgo, Snowball. La novela es un fantástico reflejo de la revolución comunista, la formación de la URSS y sus luchas por el poder. Como la gran mayoría de las obras del autor británico, es magistral y merece detenida lectura.

Pero este post no comparte mucho en común con la historia de Orwell, únicamente que hay socialistas, cerdos y cuestiones de liderazgo. Los cerdos no representan personas, sino países. Son los conocidos como PIGS, es decir Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain). Estos países, menos España, han sido intervenidos. Estas intervenciones han llegado provocadas por la crisis de las hipotecas subprime originada en EEUU. Sin embargo, EEUU no ha sido intervenido. No, los países intervenidos han sido países pequeños, de alrededor de 10 millones de habitantes o menos, sin demasiado musculo económico y gobernados por socialistas. Si, gobernados por la izquierda.


Portugal, Grecia e Irlanda eran de los pocos países gobernados por la izquierda en Europa cuando empezó la crisis. Reino Unido y España eran otros de esos países. Las realidades macroeconómicas de estos países, en las que no vamos a entrar, no son muy diferentes de las de Italia, Francia, Bélgica u otros. Sus números no son muy diferentes. Lo que eran distintos eran sus gobiernos y también el musculo propio. Los pequeños eran más débiles. El gobierno laborista de Gordon Brown intentó reformar, pero su caída popular estaba cantada, esto unido al musculo financiero británico evitó que se hablase de un humillante crédito del FMI para las islas. Sin embargo España no parecía cerca del cambio político, ni amigable a las demandas de reforma patrocinadas por los poderes financieros y empresariales.

De ahí venían las largas quejas de Zapatero, en referencia a la imposición de las reglas de los mercados a los gobiernos elegidos democráticamente. En el fondo, el presidente del gobierno español se equivocaba y las reformas eran necesarias, pero en las formas empleadas y en la cabeza del líder socialista, se repetían los viejos recuerdos de la lucha de clases y de políticas. Y estas ideas no son infundadas. Sin embargo, cuando estas reformas se hicieron, el riesgo de intervención de España bajo enormemente. Los actores financieros se quedaron más tranquilos, aunque no completamente satisfechos.

El liderazgo gubernamental para imponer sus ideas es lo que ha perseguido estos poderes económicos que han puesto en jaque a los gobiernos socialistas de esos países. Por ello, no es probable que se produzca crecimiento económico mientras el gobierno no cambie y no solo por sus políticas, sino también porque “al enemigo ni agua. El mercado financiero busca evitar su regulación: ese poder que provocó la crisis se niega a ser maniatado. La jugada les ha resultado en los países intervenidos, en forma de nuevo gobierno en Irlanda, próximas elecciones en Portugal y revueltas en Grecia. En Reino Unido ya tomaron el control y en España están esperando a hacerlo. Aquí es donde se juntan los cerdos de Orwell con los del Fondo Monetario Internacional. Y por lo demás, aquí seguimos parados mirando, en todos los sentidos de la expresión.

9 may 2011

Terrorismo, Constitución y Bildu

Se han producido muy diversas reacciones a la resolución del Tribunal Constitucional de aceptar a Bildu en las elecciones municipales y autonómicas de Mayo de 2011. En mi opinión el órgano que vela por el respeto e interpretación de la Constitución española ha cometido un grave error que va más allá de la legitimidad a presentarse a las elecciones de las personas que componen dicha coalición.

El Tribunal Constitucional no debería haber aceptado una lista que está viciada de origen. Muchos dicen que la mayoría de los componentes son de EA o que no pertenecen a ninguna coalición relacionada con Batasuna. Me parece bien, pero si esto es así, ¿cómo es que este partido político aparece en el preciso momento de unas elecciones? ¿Dónde está su tradición democrática? ¿Por qué no exige el abandono inmediato de las armas a ETA? Si esta lista tiene solamente alguna vinculación remota con gente que utiliza el asesinato, el miedo y la extorsión como forma de conseguir unos fines que no puede conseguir mediante un discurso razonado, articulado, democrático y moderno no puede estar en las elecciones. Por ello, es un error del Constitucional que les permita presentarse a las elecciones. Dicho esto, el TC no ha sido el único que ha cometido errores.


El PP se equivoca equiparando la decisión del Tribunal Constitucional a una propia del PSOE, cuando la división de poderes que refleja esa misma Constitución a la que los populares dicen defender establece claramente la autonomía del poder judicial y su necesidad de juzgar por razones jurídicas, y no políticas. Está claro que esto no es así siempre, pero bien le valdría a los conservadores buscar otras armas para luchar contra esta mala decisión del constitucional y no vilipendiar a la norma jurídica que dicen defender.

El PSOE se ha equivocado dos veces. La primera al no ejercer suficiente presión en el constitucional para que la resolución fuese la contraria. Si, cierto es que hace un momento hablaba de independencia de los poderes, pero una cosa es lo formal, y otra lo real. Los socialistas deberían haber hecho más sin pensar tanto en los cálculos parlamentarios y electoralistas. Y la segunda es el electoralismo populista. Evidentemente buscan ganar, pero decir que el partido popular representa la mayor ultraderecha europea es ir muy lejos en la falta de respeto a la verdad. Pero bueno, que más da mientras al presidente le siga haciendo las entrevistas Eva Hache.

Sin embargo, es Bildu quien se equivoca de forma más rotunda. En mi opinión, cualquier discurso en democracia es válido. Y el de la independencia de Euskadi también. Sin embargo, este discurso debe desarrollarse en un clima de normalidad en el cual todos los actores, los ciudadanos, puedan decidir con tranquilidad. Sin embargo, ese clima no se produce en este momento. Y mientras haya en sus listas personas que piensan que el terrorismo está legitimado por el uso de la fuerza del estado español, estas listas de personas, estos partidos políticos, no habrán alcanzado la madurez democrática necesaria para estar presentes en las urnas. Por ello, y mientras ETA siga sin decidir su retirada incondicional de las armas, grupos que los representen no pueden estar en las elecciones. Así de simple.