27 jun 2011

Europa, Euro y evolución

Concepto: Europa es el nuevo tercer mundo. ¿Cómo puedo venir a explicar esta idea absurda? ¿Cómo puedo decir que Europa es el tercer mundo? Somos occidente, la sociedad más avanzada que ha conocido la historia, cuna de civilizaciones y donde descansan los mejores ejemplos del estado del bienestar en el mundo. Sin embargo, en los últimos 10 años  algo está cambiando y las diferencias en las sociedades avanzadas son cada vez más patentes. Hay que distinguir entre vivir en Estados Unidos y hacerlo en Alemania. Igualmente no es lo mismo crecer en China que en España. Muchos me diréis. Desde luego aquí es mejor. Yo ya no lo tengo nada claro, viendo como esta crisis “mundial” está dejando a una generación entera de europeos, los mejor educados de la historia, sin posibilidades laborales y sin futuro. Me explico.

Estados Unidos continúa siendo el primer mundo. El país con mayor calidad de vida, no ya en términos de renta per cápita, sino también en posibilidades empresariales y laborales. Con cifras cercanas al pleno empleo y una industria tecnológica en continua expansión, los trabajadores tienen posibilidad de elegir dónde quieren trabajar y cambiar de ocupación cada cierto tiempo, de forma que su labor no se le haga monótona; y su vida sedentaria y aburrida. Eso es lo que les ayuda a ser productivos, la motivación de los desafíos que tienen en su trabajo constantemente. Por otra parte, es la tierra de los emprendedores. Si nos apartamos ya de los viejos históricos como Bill Gates, Steve Jobs o Warren Baffet, que han inspirado a varias generaciones. Jóvenes como Larry Page y Sergey Brin han revolucionado el conocimiento mundial disponible al alcance de todos con una herramienta como Google; o Mark Zuckerberg ha sido capaz de crear en la red el tercer “país” mundial por población con Facebook; por no hablar de Twitter, la red social creada por Jack Dorsey que se ha convertido en el patio de vecinos del mundo, un medio ultrarrápido de difundir la información. Tú puedes montar empresas o, simplemente, trabajar en ellas. Emprendedores y trabajadores tienen grandes oportunidades.


El segundo mundo lo representan los BRIC y sus alrededores. Brasil, Rusia, India y China. Países en los que el crecimiento económico oscila entre el 5% y el 10% año si, año también. Donde hay nuevas oportunidades para emprendedores, multinacionales o trabajadores. Brasil ha encontrado en el litoral de Rio de Janeiro el yacimiento petrolífero más importante del mundo, cuando los apocalípticos no dejan de decirnos que “esto se agota”. Singapur y Hong Kong se están convirtiendo en los centros financieros del mundo, desplazando a Londres, y con ello a Europa, a la periferia. En India crece tanto el sector servicios más básicos, abasteciendo de atención al cliente a países anglosajones, como el desarrollo de programas avanzados dada la capacidad intelectual de su ejército de ingenieros. Es cierto, las libertades no son las mejores, ni los derechos los más amplios, ni las condiciones de vida las más saludables para todos. Pero allí se puede innovar y tanto gobiernos como ciudadanos tienen intención de mejorar. Fuerza, ambición y juventud para afrontar nuevos retos. Allí se puede progresar y hay espacio para inovar. Si tienes una buena idea puedes llevarla a cabo. Y si quieres trabajar puedes sacar tu vida y la de tu familia adelante. Sin subvenciones, ni paros, ni dando tanta pena.

Europa ha quedado relegada a ser el nuevo tercer mundo. Donde una grandísima parte de la población solo aspira a ser funcionario. Bélgica sería un estado ejemplar para el buen ciudadano, y especialmente político, europeo. La aburrida Bruselas, de traje y cielo triste y gris, su ciudad ideal. Los jóvenes y demás desempleados viven encorsetados en patéticas ayudas que les quitan las pocas ganas de levantarse del sofá y luchar por lo que creen. Y si tienes la suerte de tener trabajo, no puedes ni pensar en dejarlo porque no vas a encontrar otro. En España solo hay dos tipos de emprendedores: los que acaban arruinados y los que acaban en la cárcel. Mientras tanto, los dictadores del capital nos subyugan con sus hipotecas, las cuales te condenan con casa o sin ella. Nadie puede reformar el sistema financiero. Los políticos, deslegitimados en su corrupción, solo buscan el ascenso personal y el incrementar su red de contactos.

Aquí no hay posibilidad de escape, no hay juventud rebelde. No hay espacio donde maniobrar, ni posibilidades para experimentar. El gran hermano no solo vigila, sino que asfixia. Internet se ve reducido a la nada entre leyes Sinde y cánones digitales. Y si alguien piensa que esto es solo en los PIGS, en Portugal, en Irlanda, en Grecia y en España, que se olvide. Los franceses, holandeses, austriacos, italianos y alemanes pueden tener mejores sueldos y salarios, pero su suerte está ligada a la nuestra con el Euro. En Suecia y Noruega tienen una gran cobertura social y sin embargo, su vida es tan miserable que cometen más suicidios que en ningún otro lugar del mundo. Y en la gente en Reino Unido están deseando jubilarse para comprarse una casa en Málaga. Somos el tercer mundo y lo somos todos los europeos juntos. ¿Hasta cuándo? Pues hasta que seamos el cuarto.

11 jun 2011

Alemania, Merkel y pepinos

Empezando por los típicos/tópicos o lugares comunes que, según nos conviene o no, son realidades demostradas, Alemania es el motor económico reconocido de Europa. Su capacidad tecnológica, la eficiencia de su trabajo, la productividad de sus trabajadores y la calidad de sus productos ha puesto a los germánicos durante los últimos 75 años un paso por delante del resto de sus competidores europeos, siendo una referencia mundial en cuanto a ciencia e innovación. La verdad sea dicha, yo siempre he preferido un Audi a un SEAT y solo cuando ésta fue comprada por Volkswagen empezaron a fabricar coches decentes.

Entonces ¿por qué ha ocurrido este desafortunado suceso de equívocos y muerte? Pues aunque lo parezca, no estamos en una comedia negra de los hermanos Coen. Evidentemente, Hamburgo se ha encontrado ante un problema mayor cuando una decena de personas fallecieron por la infección producida por una cepa de la bacteria E. Coli. Sin embargo, la reacción de la senadora Cornelia Prüfer-Storcks fue desproporcionada e histérica, culpando a los pepinos españoles de la tragedia sin haberlo contrastado. Nada que ver con el ejemplo de seriedad que han dado las autoridades y los ciudadanos japoneses con el desastre de Fukushima. No, aquí se ha actuado como en un patio de vecinos chismosos, en el cual hay alguien que no va a las reuniones y que, por ello, había que criticar. A veces todavía estamos en aquello de que África empieza en los Pirineos.


Pero como casi siempre, los que chismorrean no saben mucho de la verdad, sino que les gusta contar historias y que les escuchen. Yo he crecido en el mar de plástico. Sí, yo soy de El Ejido. Y la agricultura española ha evolucionado mucho en los últimos 30 años. Las medidas de seguridad alimenticia introducidas por el estado y la Unión Europea han sido muchas y están funcionando muy bien. Afortunadamente, ya se acabaron los tiempos del Tamarón de Bayer, insecticida muy usado en los ochenta y muy tóxico. Tan tóxico, que el humor negro de la comarca de nuevo apareció cuando se denominó al “Tamarón-cola” como la bebida de moda del poniente almeriense, por el número de suicidios que se produjeron entre agricultores que no podían pagar los préstamos asfixiantes, con intereses de hasta un 20%, a los que se encontraban sometidos. No, hoy día los tomates se germinan con abejas. Yo siempre bromeo en mi casa con la productividad que generan: “trabajan hasta en domingo”.

Pero volviendo al tema de los pepinos. No creo que haya ningún interés oculto tras esta actuación lamentable de algunos políticos alemanes. Incluso los propios productores de su país se están viendo perjudicados por la desconfianza generada en los productos hortofrutícolas en general. Además, el ciudadano medio alemán, con la escasez de oferta y el encarecimiento de precios, está viendo perjudicada su dieta diaria y con ello su bienestar. Pero ahora la Canciller Angela Merkel se encuentra con un marrón muy verde. Y tiene que hacerle frente. La economía y la sociedad avanzan gracias a la confianza que unos depositan en otros para que estos cumplan sus compromisos. Si una parte se asusta y denuncia a la otra, que además estaba realizando perfectamente su parte del trato, la parte asustada tiene que sufrir las consecuencias.

Hay un dicho muy castizo que reza “quien la rompe, la paga”. Y eso es lo que tienen ahora que afrontar las autoridades alemanas. Su credibilidad se ha visto muy dañada y, de la misma manera que ellos y sus poderes económicos han presionado para que en España, y en otros países europeos como Portugal y Grecia, se efectuasen reformas económicas que, aunque necesarias, iban en beneficio de su sector bancario, ahora nuestros representantes tienen la obligación de exigir las indemnizaciones necesarias para cubrir las pérdidas de uno de los pocos sectores actuales de la economía española que ha hecho bien sus deberes, tanto a nivel nacional como internacional. Nuestra producción agrícola se ha visto injusta y terriblemente perjudicada por el (in)oportunismo de algunos políticos muy cobardes e irresponsables. Ahora Alemania tiene que responsabilizarse de su error y pagar los platos rotos. Y tan amigos.