Acabo de ver La red social y me ha parecido simple, pero efectiva. En realidad las actuaciones son discretas y el guión simple, pero el interés que genera averiguar como Mark Zuckerberg monto la superpoblada website y los pleitos subsiguientes hacen la película. Luego está el buen trabajo del maestro David Fincher, complementado con el fantástico score de Trent Reznor.
Facebook es un fenómeno, más que una red, social. Zuckerberg ha logrado el American dream sin apenas proponérselo, como puede leerse en el libro en el cual se basa el film, The Accidental Billionaires. A Mark no le importaba el dinero, según aparece descrito en el libro y en la película. Sin embargo, el fundador de Facebook siempre tuvo un gusto por estar en la élite, primero entrando en Harvard y luego obsesionado con pertenecer a un final club de la facultad, donde los privilegiados se reúnen. Ahora quiere registrar el uso de la palabra face. Un personaje, vamos.
Es la cultura competitiva que alimenta el capitalismo norteamericano. No nos engañemos, ella ha dado mucho provecho a la humanidad en forma de mejoras en la calidad de vida reflejadas en automóviles, electrodomésticos, medicina, entretenimiento, etc. Sin embargo, esto mismo es lo que los propios estadounidenses ven como un impedimento para el establecimiento de otra red social, una mucho más importante como la que es un sistema universal de prestaciones médicas y de desempleo que ayuden a los ciudadanos que, por las circunstancias que fuesen, se queden atrás. El individualismo americano es un obstáculo insalvable para la solidaridad nacional. Obama lo acaba de comprobar en las recientes elecciones legislativas. It is the economy stupid.
Y este tipo de ideas y políticas se expande. Ahora es en el Reino Unido, donde bajo el gobierno conservador de Cameron se incrementan los precios de las matrículas universitarias mientras se recortan servicios. ¿Qué nos espera? ¿Una vida de esclavitud crediticia? Bueno, con la hipoteca la mayoría ya la tenía garantizada, pero siempre había algunos espíritus libres que se escapaban. También están los ilustres que saben más que las instituciones que los acogen, como Bill Gates, pero gente así no cuenta. No sabremos si habrá muchos voladores en el futuro y cuantos estarán hipotecados con sus créditos universitarios. Bueno, si los habrá. En Brasil, Rusia, India y China (BRIC), donde las corporaciones en quiebra todavía no dominan el estado.
¿Y qué podemos hacer el resto? ¿Rezar? ¡Venga hombre, que nos han educado como ateos! El capitalismo es positivo (como la religión, como la democracia, etc.) pero es un sistema de creencias y tiene sus límites. Kuhn lo llamaría paradigma, pero dejemos eso aparte. Y todo esto... ¿qué cojones quiere decir? Bueno, yo seguiré cotilleando el Facebook mientras el "amigo" no me cobre. Y a ver que pasa...