Año 7628, el cine, una vez que la literatura ha sido abandonada al aburrir hasta a los académicos de la lengua y los videojuegos prohibidos por su elevado grado de adicción y los consecuentes problemas laborales y familiares, se ha consagrado como máximo exponente del ocio industrial en este milenio, después de aprobarse la ley Sinde de exterminación del internet en 2011.
El cine de acción se vio profundamente afectado por el afán censor de las asociaciones de Legisladores Amos de casa con Poderes Catatónicos (LE.A.PO.CA.), enmarcado en el politically ok imperante. Así, las escenas de acción se desarrollaban de tal manera que los personajes por lo general ni se tocaban, aunque en algunos casos podían darse algunos pellizcos o azotes en el trasero y, en las películas para mayores de 40 años, disparos al aire o al suelo. Sin embargo, lo más habitual era decidir el destino de los protagonistas, e incluso del mundo, jugando a las cartas o echando un trivial, lo cual hizo de ludópatas y gordos catedráticos los nuevos héroes del cine de acción. "El equipo A. La película", un film de culto para los amantes al cine de bélico y "Quince carreras nunca son suficientes", de la serie Bond, fueron las películas más taquilleras del género en décadas.

Finalmente, en cuanto al género del cine fantástico y de ciencia ficción, los avances técnicos y científicos hicieron que estas películas tomasen otros derroteros no menos increíbles. Así, en "Blackworld", un héroe de valores mutantes, como solidaridad o igualdad, consigue que los países desarrollados condonen las deudas contraidas por los países africanos, para que de esta forma pudiesen seguir comprando armas que garantizasen las limpiezas étnicas entre ellos. La película, que en un principio tuvo problemas de financiación por las negativas de las productoras al tratar un tema tan comprometido socialmente, fue finalmente un éxito de taquilla y obtuvo el Osito de Peluche en el festival de Berlín Oriental.
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