Como bien escribe el amigo Raúl Ramojaro, Bernie Ecclestone es un personaje irrepetible. ¿Quién sino podría sacar el partido que el zar de la Fórmula 1 ha sacado de recibir una paliza? La única vez en la que yo me vi metido en una igual, lo más inteligente que fui capaz de hacer fue llamar a la policía. Que conste que los agentes del orden nunca vinieron a ayudar, pero el hecho de verme coger el móvil fue suficiente para poner a los agresores en fuga. A un amigo le fisuraron una costilla, a otro le rompieron una cadena de oro y todos acabamos con contusiones. Recordé la matrícula y los localizamos. En el juicio tuvieron que pagar una multa al estado. Los agredidos no recibimos nada. Se llama justicia en España. Me pierdo.
Bueno, como decía, todo lo que hace Bernie está excelentemente pensado. Este tío sabe aplicar bien la máxima de convertir los problemas en oportunidades. El anuncio que protagoniza su cara apaleada para Hublot es mediáticamente un triunfo. La repercusión ha sido absoluta e inmediata. Son muchos los que le critican, cierto es, pero la gran mayoría lo que le tenemos es envidia. Sana e insana, da igual. El británico condujo la loca competición automovilística a ser el espectáculo deportivo anual más seguido en el mundo. Los avariciosos grupos mediáticos que querían apropiarse de su invento, salieron escaldados al perder primero el control y luego el dinero. Porque la F1 como hoy la conocemos la inventó Bernie. Y cuando él se vaya, cuando ya no pueda más, veremos cómo se las apaña el continental circus para sobrevivir.
Lady Gaga es otro caso aparte. Le resultó fácil reventar el Palau Sant Jordi en Barcelona. Ahora se dispone a reventar Madrid. Yo la vi en directo en el MTV de Malta hace un año y medio, antes de ser escandalosamente famosa como lo es ahora, y triunfó como la San Miguel. En realidad donde va triunfa. A diferencia de Ecclestone, ella no inventó nada. Madonna ya hizo lo que hace ahora Lady Gaga durante décadas. Pero es en este momento cuando parece claro que la reina del pop tiene sucesora. Ritmos electrónicos, estribillos fáciles y pegadizos, junto con una puesta en escena espectacular y altamente sexual que la hacen el centro de atención. Donde ella se siente extraordinariamente cómoda.
Lo curioso es que en los periódicos mayoritarios la llaman “rara”, “inadaptada” y “freak”. Y bueno, podríamos pensar que están en lo cierto si vemos uno de sus videos como Bad Romance. Luego claro, si comprobamos el número de visitas en youtube, más de 300 millones, tenemos que reflexionar sobre cuántos inadaptados, raros y frikis hay en el mundo. Lo que parece evidente es que a día de hoy son más frecuentes los "malos romances" que los buenos. Vamos a concretar un poco, un video de U2 o Coldplay, lo pueden ver 20 millones de personas. Estamos hablando de eso multiplicado por 15. Yo todavía estoy buscando un video con mayor número de visitas. Lo de esta mujer no se encuadra dentro de los adjetivos que le regala la prensa, está claramente más allá en el marco de la genialidad. Eso sí, habrá que ver cuánto aguanta.
Ellos entienden el marketing de forma natural. Bernie fue uno de los maestros del siglo XX, que todavía da clases en el XXI. Lady Gaga es claramente una musa digital. No necesitan aprender en los libros, porque estos se escriben sobre ellos. Más allá de la tecnología que nos facilita la BBC, Telefónica, Google, Facebook, CNN y demás medios poderosos, hace falta gente que los hagan funcionar. Si el maestro McLuhan decía que el medio es el mensaje, llega un momento en el cual hay que llenar el mensaje de contenido. Es aquí donde la tecnología deja paso a las personas. Perdonad la trascendencia, pero es lo que toca cuando todo el mundo está de puente y yo en la jodida oficina.
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