23 dic 2010

Internet, Sinde y Alejandro Sanz

Menuda se ha armado estos días con la propuesta de la llamada “ley Sinde”, incluida en la norma de muy dudoso nombre “Ley de economía sostenible” y su consiguiente rechazo por el Congreso de los Diputados. Que si unos son unos cobardes, otros pecadores, unos piratas, otros evasores. Fiscales se entiende. Ha habido leña para todos los gustos y se ha repartido bien a gusto en las redes sociales Facebook y Twitter. Especialmente en esta última, Alejando Sanz y Sinde han llegado a ser Trending Topics por su posición de enemigos de internet, tal y como lo entendemos hasta ahora.

Ni que decir tiene que la norma es jurídicamente bochornosa. Sitúa a los internautas al nivel de los etarras, cuando se habilita la posibilidad de cerrar páginas webs sin intervención judicial. Este cierre sería decretado por una comisión cuyos miembros ni siquiera son conocidos. Probablemente algún tipo de secta satánica. Esta limitación de derechos, en forma de intervención judicial, sólo está permitida en casos de terrorismo o si eres un sinvergüenza profesional como los controladores aéreos, y en este caso se te declara el estado de alarma. Pero no es lo que nos ocupa. Aquí lo que se está produciendo es la vulneración de unos muy lucrativos y mal entendidos derechos de propiedad de un gremio privilegiado. Algunos creadores en cierto modo quieren funcionar como los controladores, unos secuestran los aeropuertos y otros se apropian de la cultura.


De esta forma, cuando Ángeles González Sinde fue nombrada ministra de cultura, su ideario se reducía a un postulado muy simple: proteger a su gremio. Nada de promocionar la educación, hacer a los españoles más inteligentes o mejorar las artes. No, su objetivo era simple. Poner la cartera a salvo. Me parece razonable, ya que todos tenemos que comer, hasta ahí bien. Otra cuestión es hasta qué punto podemos hacer normas que vulneren derechos fundamentales y que criminalicen a una gran parte de la ciudadanía por llevar a cabo las actividades que la tecnología actual le permite. Actividades cotidianas. El ordenamiento jurídico no son normas naturales emanadas de una mente superior, son convenciones sociales que establecen lo que es aceptable o no.

Pero esto parece no importar mucho a gente como Alejando Sanz, quien ha sido uno de los que más vocingleramente se ha postulado a favor de la norma. Yo pensaba que a los clientes musicales del señor Sanz pagaban sus CD’s, pero está claro que la crisis puede hasta con las mejores intenciones de las fans veinteañeras. Luego vienen las criticas relacionadas con su poca legitimidad para pedir protección legislativa y represión judicial en un país en el que no vive y ni siquiera paga impuestos. ¿Realmente este individuo tiene voz y voto aquí? Enrique Iglesias al menos se ha quedado callado...

Más inteligente he visto a Alex de la Iglesia. El cineasta siempre se ha caracterizado por intentar buscar un poco de caos en el orden y viceversa. En este caso, es comprensible su opinión relacionada con la necesidad de proteger a una industria importante y de calidad como es la cultural española. Me parece razonable hacer responsables económicamente a los que se lucren del trabajo de otros. Ahí es posible encontrar un consenso. Sin embargo, yo también tengo una sugerencia para el director de la academia. Ya que los cineastas quieren lucrarse e incrementar el mercado de sus productos, ¿para cuándo los Goyas premiarán a lo mejor del cine en español, incluyendo toda la producción hispano-americana, y no algunas películas rodadas en inglés por "grandes" directores españoles? Algunos todavía prefieren que los más mediocres de su profesión les endulcen el oído y contentarlos con golosinas. Es lo que hay.

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