Menuda se ha montado en poco rato. Los controladores aéreos habían decidido terminar el año un poco antes de lo previsto, un mes antes para ser exactos. Y al Gobierno no se le ocurre otra cosa que declarar el estado de alarma. Casi nada. Esta alarma no es la que yo pongo para levantarme por las mañanas, que acaba sonando 5 veces hasta que consigo arrancarme los ojos a fuerza de restregones. Esta alarma es la contemplada como mecanismo excepcional en la Constitución Española de 1978 en su art. 116. No se había utilizado hasta ahora en los 35 años de constitucionalismo moderno. Vamos, que la cosa pinta fea.
No se utilizó en los atentados del 11 de marzo de 2004, cuando 191 personas murieron y 1.858 resultaron heridas. Tampoco en los peores tiempos de la lucha contra ETA. Igualmente no ha sido la escandalosa situación del empleo en España la que ha detonado la situación, con cifras que sobrepasan el 20% de desempleo y nos ponen estadísticamente como el peor país en la Unión Europea. Ni siquiera cuando unos y otros se dedicaban a poner ladrillos aquí y allá, construyendo una pirámide inmobiliaria a la espera de desmoronarse. Vamos, que ni la prohibición de fumar en cualquier lugar público desde el día 2 de enero, que ha echado a las calles a muchos y muchas a encender sus cigarrillos, ha necesitado de la movilización militar.
Pues no. Como decía anteriormente, este zumbido ha sido causado por el absentismo de los controladores aéreos. Yo pensaba que sólo si se declaraban en huelga los jugadores de fútbol, o Belén Esteban, se declararía una situación como la actual. Pero no, todavía quedan algunos que otros gremios privilegiados con mucho poder y poco sentido de la responsabilidad ciudadana por ahí. Porque estos señores controladores tienen poder y no han dudado en usarlo. Han sido capaces de detener el país completamente por unos días e iba a más. Evidentemente el gobierno y el estado español tenía que hacer algo rápido.
La verdad, no entiendo si una huelga como la de los controladores aéreos merecía que el país se declarase en estado de alerta. No sé si democráticamente es la solución adecuada y les estamos inflando más aun el ego. Lo que sí parece claro es que la situación llevaba tiempo complicándose y que las partes no estaban encontrando la forma de ponerse de acuerdo de ninguna manera. La mayoría de la ciudadanía entiende que es una profesión con mucha responsabilidad y estresante, pero por otra parte excesivamente bien remunerada. Ahora que las cosas se han puesto serías, van a tener que pasar por el aro y tragar con lo que toque. Posiblementes a los jefecillos de la revuelta les va a tocar dormir algunos días en prisión. Y es que han estado a punto de dejarnos sin fútbol.
Y luego llega Guardiola diciendo que el Barcelona no juega hoy y casi termina de derrumbar lo poco que se tiene en pie en este país… sin aviones y sin fútbol ¡Hasta donde vamos a llegar! El fondo de lo que pide es razonable, pero no las formas. El quiere aplazar el partido hasta mañana a las cinco. No quiere que le regalen los tres puntos, ni que Osasuna les ponga a los suplentes como el Sporting. Este fin de semana se ha aplazado el Blackpool - Manchester Utd sin ir más lejos. Sin embargo, como con Ronaldo el otro día, hay que hacerse menos el tonto unas veces y el filósofo, como diría Ibrahimovic, otras. Si quería jugar mañana, mejor haber hablado primero con los responsables del club navarro. Seguramente podrían haber llegado a un acuerdo. Pero tratar directamente con la RFEF ha sido un gesto feo. Algunos piensan que al mear colonia, su orina no huele. No es así Pep.
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